lunes, 16 de marzo de 2009

Vida de Zordan Colt

He observado en nuestros pocos momentos de asueto, que mis nuevos compañeros se dedican a garabatear en pequeños pergaminos crónicas y memorias de sus viajes y andanzas. No creo que sea un legado digno de recordar, pero será un legado al fin y al cabo, por lo que he decidido seguir su ejemplo, solo que yo empezaré desde el principio...


CAPITULO I


Nací en Akathla, la guerra estaba demasiado cerca de las tierras de los Colt por aquel entonces y toda la familia residía en la ciudad, aun así, todo el dinero y renombre de la familia no pudo pagar una matrona que evitase la enfermedad y la posterior muerte de mi madre cuando yo apenas contaba dos años de edad. No puedo decir que tuviese una infancia feliz, pero no me faltó de nada, viví idolatrando a mi hermano mayor que se desvivía por evitarme los malos encuentros con mi padre y al cuidado de mi hermana y una tata sorda y vieja que se pasaba la mayor parte del tiempo dormida.

Mi hermano es casi nueve años mayor que yo, así que le he tratado poco, pero recuerdo que siempre fue con cariño, mi hermana, Brienne, me llevaba casi cuatro años y cuido de mi cuanto le fue posible.


Cuando cumplí los seis años empecé a estudiar en el templo, leer, escribir, esas cosas... allí conocí otros hijos de nobles de mayor o menor alcurnia, pero de todos ellos puedo recordar a cuatro, tres de ellos buenos amigos y el otro, a mi parecer la persona mas vil que he conocido. Ser Barristan, lord caballero de la orden de Tyr fue uno de ellos, una persona admirable, con unos sólidos valores y un sentido del deber incalculable, fue un héroe reconocido en las campañas del norte. Yo lo recuerdo como un niño simpático y de trato agradable, que participó en cualquier aventura que se nos pudiese ocurrir. Aliston Thorne fue el tercer compañero siempre nos cubría las espaldas y estaba especialmente dotado para trepar a los árboles y hacer enfadar a los monjes del templo, es irónico que poco después de terminar sus estudios se proclamase clérigo de Lathander. El cuarto miembro de nuestro grupo era Dereck Reane, ultimo hijo de una casa menor, muy inteligente y sumamente preparado para cualquier cosa que se encontrase de frente, después de dejar el templo le perdí un poco la pista, se que por algún motivo mientras estaba en campaña en el norte, renegó de su apellido y adoptó el de Shadowalker, poco después abandonó el ejercito de Amn y partió hacia el Anaurokh, no he vuelto a saber de él, pero espero que esté bien...

Aquel que solía entrometerse en nuestras aventuras y desbaratar todas ellas si podía conseguir el favor de los monjes era Paul Margrell III, un creído insolente, hijo de la segunda familia de Akathla, después he mantenido cierto contacto con él, ya que fue mi oficial mientras estuve en el ejercito, o al menos la mayor parte del tiempo.

No hay mucho mas que destacar de mi época de estudiante, si acaso que tuve una, algo poco habitual en estos tiempos, de todas maneras en mi cabeza siempre estuvo el pensamiento de emular las hazañas de mi hermano, seguirlo al norte y llevarme a Brienne conmigo, Barristan y Dereck lo consiguieron, yo no.


Cuando termine mis estudios entre en el ejercito regular de Amn. Seguí la instrucción como bien pude, pero era desastroso con un escudo en las manos, ese trozo de madera que tapaba la visión e impedía imprimir fuerza a los movimientos con la espada me suponía un obstáculo insalvable y hacia que mi padre se avergonzase mas aun de mi. Dervin Greycastle, un tipo extraño de tez pálida cabellos rubios, mas alto de lo normal y con unos ojos profundos como el océano me fue de gran ayuda para superar el entrenamiento, en gran medida enseñándome trucos para evitar que el escudo fuese un peso muerto para mi, a él tampoco le gustaba el escudo y en los ratos libres practicaba con un gran espadón en un patio trasero que no era frecuentado por los oficiales. Me explicó que aquel espadón era un artefacto de gran poder y que llevaba milenios en la linea de sangre de su familia y que él seria su último portador. Me dijo que para él aquel arma tenia un nombre “honor” por la inscripción que tenia en la hoja justo en la cola de un gran fénix lacado a fuego con tonos bronce cuando miré no pude ver ningún texto y me dijo que eso era por que mi destino no se había escrito todavía... Dervin no era muy bien visto por algunos soldados, que lo llamaban hijo de forastero, era una forma suave de decir ajeno, ya que tiempo después descubrir que mi buen amigo era medio Asimaar. Por aquel entonces no sabia que significaba y tampoco le di gran importancia, para el resto podía ser lo que fuera, para mi era mi amigo. Finalmente termine mi instrucción, gracias a la ayuda de Dervin, cuando la guerra con los orcos en el este de Akathla daba sus últimos coletazos y fui destinado allí.


Allí, en el este, cerca de las tierras de mi familia, participe en mi primera batalla, que casi me cuesta la vida. Nuestra patrulla acampó en un pequeño prado al lado de un altiplano y rodeado de arboledas, era el lugar ideal para recibir una emboscada, pero nuestro oficial, Paul Margrell III, seguía siendo un pomposo insufrible que lo único que quería era alejarse lo máximo posible de la fuerza enemiga el máximo tiempo posible. Habíamos caminado durante horas hacia el sur, alejándonos del grueso principal y dejando a nuestras espaldas un pequeño paso montañoso... Los orcos llegaron por sorpresa, eran muchísimos, salían de debajo de cada piedra, de detrás de cada árbol, Paul, en cuanto tuvo ocasión salio al galope hacia el paso montañoso, el resto de nosotros hicimos lo mismo pero mucho mas tarde. Dervin y yo eramos los únicos nobles que quedaban en la patrulla tras la marcha de Paul y el resto de los soldados nos miraban con desesperacion, como si su vida estuviese en nuestras manos. Mi amigo luchaba con brío a mi lado, pero estaba claro que si no hacíamos algo íbamos a morir todos allí aquel día. Le dije a Dervin que se alejase con arqueros en dirección al paso de montaña, ordené a unos cuantos hombres que vaciasen los odres de aceite cerca de los arboles que se encontraban a nuestra espalda y después retrocedimos buscando cubrirnos entre los gruesos troncos para evitar la superioridad numérica del enemigo, cuando la retirada estuvo lista prendimos fuego al aceite y emprendimos la huida con los arqueros que comandaba Dervin guardándonos las espaldas del torpe avance de los orcos entre las llamas. Para cuando salimos del claro mas de la mitad de nuestras fuerzas habían caído. En el paso la cosa mejoro un poco, el sitio era estrecho y eso igualaba un poco la proporción de combatientes en ambos bandos, pero poco a poco nos quedábamos sin fuerzas, compañeros de la segunda fila sustituían sus lanzas por espadas para poder relevarnos en el frente, pero no aguantaríamos mucho mas. Mi vista buscaba a nuestro oficial en aquella carnicería, pero no lo encontraba por ninguna parte, los hombres me miraban esperando una orden como las que había dado en el claro y decidí que alguien debía pedir refuerzos, si una fuerza de caballería conseguía cargar contra los orcos desde el altiplano podríamos diezmar mucho las filas enemigas y nos daría pie a una retirada, ya que la victoria parecía imposible. Busque a una compañera que era una gran jinete y le envié al fuerte lo mas rápido posible. Cuando gritaba mis ultimas palabras noté el mordisco del acero en mi pecho, apenas pude ver la enorme lanza que se introducía en mi costado derecho, el resto estaba todo rojo y... la verdad es que no recuerdo mucho mas.

8 comentarios:

  1. (Nikolos se arrima a leer por encima del hombro de Zordan)

    ¿Qué escribes, estirado? Aah, recuerdos de tus años mozos.... excelente, excelente, la luz de los recuerdos felices de la infancia alumbra hasta los días más oscuros, tal vez me anime y te cuente sobre la mía un día de estos

    ResponderEliminar
  2. Oye, que Trog y yo hemos pensado que si algún día tu padre acaba por tocarte las narices del todo, podríamos encargarnos de él.

    A modo de favor personal, ya sabes, por administrar bien el dinero y no aprovecharte de la falta de "nitidez en el pensamiento" del bárbaro semiorco.

    Entiendo que te cueste porque es tu padre pero... Bueno, ya sabes. Tú te lo piensas, ¿eh?


    PD: XDDD

    ResponderEliminar
  3. *Brempa se acerca por detrás del semiorco y le mira así ¬¬, mientras piensa que ya tenía suficiente con el enano*


    ¿Tú eres tonto? Dichoso y bruto semiorco... Si nuestro líder cuenta la suya, no estaría mal que yo contara la mía. ¿No?



    PD: Ahora soy buena O___O

    ResponderEliminar
  4. Yo pienso igual que Trog, pero eso de encargarnos de él suena muy mal, yo prefiero decir que "sufrio una ataque al corazón"

    XD

    ResponderEliminar
  5. Hombre Brempa no es buena es buenisima...Fijate la proeza de derribarle la cocacola al master ;-)), de un solo tiro XD

    ResponderEliminar
  6. juajuajua, si es que tanto que es buena y es la primera en disparar, llevandose por delante desde cocacolas hasta pececitos indefensos, XD

    ResponderEliminar
  7. Zordan se da la vuelta y mira con asombro a Trog y a Alarik...
    ...despues tuerce el gesto: - Mi padre seguira vivo! al menos por vuestra mano. Hablais de cometer un crimen como algo provechoso, qué provecho nos puede traer una muerte? me sorprende esta actitud en vosotros, os reconoci mas honrados en otro tiempo...

    ResponderEliminar
  8. y seguimos siendo honrados... A nuestra manera claro

    ResponderEliminar