martes, 8 de diciembre de 2009

Estaba anegada en lágrimas. Me dejó que se las secara suavemente mientras me hacía creer que eran de emoción, por volver a vernos. Supe que no. Desde que la vi aparecer, supe que, aunque en una situación normal hubiera primado el éxtasis de volvernos a encontrar, no era así.

Supuraba dolor en cada balbuceo. Cuando por fin admitió la verdad, me narró los hechos como pudo. Tan confusa, tan ingenua en esos momentos. Me contó mientras se me abrían las carnes al escucharla que se había sentido extraña. Extraña en la batalla, por primera vez. Que entre las palmas de sus manos y su arco había frío. Un frío extranjero entre sus dedos, que estaba helando las paredes de su propia alma. Que no controlaba sus movimientos.

Como si no fuera ella.

Como si no fuera su esencia justo en la última batalla. Me contó que no la asustaba, cuando fue consciente, la muerte. Que la aceptaba y daba gracias a Helm por la oportunidad que le brindó, por haber podido recorrer su camino añil en sus últimos años. Ah, mi pequeña. No sabía que me dolía más a mí que a ella. Lo que la asustó, lo que verdaderamente atenazó su estómago de puro pavor, fue no reconocer a sus compañeros. Más calmada, me confesó que la desconfianza siempre le había causado ser introvertida; audaz, pero individualista en sus actos. Ante ella se abría, de nuevo, como cuando su madre la dejó y yo me sacrifiqué por ella, la soledad.


Añadió, ya serena, que antes de expirar se sintió en calma. Porque lo único que deseaba, siendo consciente de su alrededor en esa vida, era volver con su padre. Porque eso significaba la muerte, abandonar esa realidad. Porque significaba volver conmigo.




***



Y aquí terminan nuestras desventuras domingueras en Amn. Se acabó madrugar un domingo para tener la tarde libre. Buenos recuerdos; no quiero que se enturbien. Pensando, con una sonrisa, que cuando cumplí los 17 me hizo ilusión pasar la tarde con ella. Con mi novata e inexperta Brempa. Y el brillo de sus torpes flechas.
Así que hasta aquí. Nos vemos en otros mundos, que no sean éste. Que no cese la batalla.

lunes, 19 de octubre de 2009

Rutina....

Ya casi ha pasado un año desde que me casé, debo preparar un primer aniversario adecuado. Merian ya ha recuperado la figura despues del parto, cuando la veo con Ilyana en brazos me parece la estampa más bella que he visto jamás, yo tambien deberia cuidarme un poco, sé que no me volverá a crecer pelo pero los ultimos michelines se resisten a desaparecer, quiero ser un ejemplo para Ilyana como mi padre lo fue para mí. Pero hay muchos días que me siento algo hastiado de bendecir viajeros y comerciantes, o mientras cambio pañales de la pequeña. Bendita sea Tymora, como cabrá tanta caca en un cuerpo tan pequeño? esta niña ha salido a mí, sin duda. En esos días el corazón me duele como si lamentara la pérdida de un amor, alguien que no consigo recordar pero que sé que ya no está. Quizá debería haber salido con mis compañeros a esa mision, el estirado tenía una sensacion como de alivio, en él se podría incluso pensar que era euforia por verse libre del peso de sus responsabilidades aquí. Sip, decidido, para cuando vuelvan Merian y yo ya habremos celebrado nuestro aniversario de casados, y la proxima mision que se presente les acompañaré, añoro los dias en los que puse mi vida sobre el filo de la espada por mis camaradas, y aunque les colmé de bendiciones de Tymora siento un pequeño desasosiego, como si la suerte no les estuviera sonriendo. Aparte si dependen de Alarik para sus sanaciones..... Ese enano cada día está más sombrío, algo no me gusta en él, juré ayudarle pero...

miércoles, 7 de octubre de 2009

Pensamientos I

Un año, un año atado a esta ciudad, es liberador el salir a campo abierto a enfrentarse a lo desconocido.
Mis compañeros han seguido con su vida, mi hermano tambien, yo me estanqué en un mar de dudas, poco ha cambiado a mi alrededor, el templo se reconstruye poco a poco la guardia negra toma forma y empieza a ver los hilos que tiran de ella de una manera y otra.
Tengo que despejar mis dudas, tengo que saber... alguien me apoyó cuando fuí nombrado caballero, quizá debería preguntarle...
Tengo que hacer algo, algo esta podrido en la ciudad, tarde o temprano puede alcanzarnos y cuando lo haga temo que no estemos preparados.
No es momento de pensar en eso, voy a seguir con la guardia, nos queda poco para llegar a las tierras de Lord falcord y no es conveniente distraerse.

martes, 15 de septiembre de 2009

Las aventuras del Gran Alarik

¡POR TODOS LOS DIOSES, QUE MIERDA ES ESTA! Hemos estado puteados desde que el jodido portal se abrio, pasando por las mil penurias, además de tener que ayudar a Zordan con sus lios amorosos en aquella fortaleza, despues de matar a Bum-Bum, ah, Bum-Bum, el puto ogro toca cojones que tantos problemas nos dio, todo por ayudar a unos mercaderes, bueno, ellos nos dijeron donde estaba, y por tanto todos sus tesoros saqueados, mmm, se me hace la boca agua en pensar todo lo que tenian ahí, menos mal que estaba yo ahí, que si no ya estarian todos muertos, aunque no eran tan fuertes, yo solo les habria ganado con una mano a la espalda, y hay estaba esa magnifica armadura, un poco pija, pero digna de enanos de verdad, pero ese estupido dragón, maldito sea, se atrevio a quitarme la armadura, despues de humillarme, ¡POR MIS ANCESTROS QUE LO MATARE, DEGOLLARE, DESTROZARE, DESCUARTIZARE Y QUEMARE MIENTRAS ME MEO EN SUS CENIZAS!

Por si fuera poco también me las tuve que ver con los de luskan, no eran gran cosa,y algunos escaparón al obserbar mi terrible poder, por supuesto les deje escapar, total, no eran mas que miseros insectos.

También nos encontramos con binny, el gnomo de los cojones, como se atreve a pedirnos ayuda despues de las putadas que nos hizo, pero parece que no tenemos otra opción así que aceptaremos, además ahora parece inofensivo, así que no creo que pase nada.

¡MALDITA ISLA Y PUTO BINNY! Nos ha dejado en esta isla a sabiendas de lo que habia, ya nos podia haber avisado, las salamandras casi mata a todos, menos mal que estaba yo alli, sino no abrian podido, tendre que cuidar más de estos la proxima vez.

No se porque se queja la gente tanto del olor de aqui, tampoco es para tanto, ni hay tanta mierda, bueno, a lo mejor es por esos bichos tan gordos que se nos acercan. Si seguro que es por eso, se han comido al mago de un bocado (aunque no sea razón para tenerles miedo, no era gran cosa) y brempa de otra (eso si que es para tenerlo en cuenta, si yo hubiera sido esos bichos no habria tenido valor) y Trogg como un campeón ( o un suicida, a elegir) se metio en la boca a buscar a brempa (también tiene cojones, si) y la consiguio sacar, aunque por supuesto fue gracias a mi, si es que no se que harian estos chicos sin mi, juajua.

Más tarde llegamos todos a la sala de la fuenta de plata, donde una vez descrubimos que se podian identificar todos los objetos se pusieron como locos y alertaron a un golem de arcilla. Yo les dije que era demasiado para nosotros, que no podiamos con el, pero ellos, como no, "Claro que podemos, solo es un golem", casi se convierte en sus últimas palabras.

Luego entramos en una extraña sala donde habian más aventureros, pero no debian ser muy buenos cuando estaban perdidos por dentro de la ciudadela mágica.

Al final entramos en una sala repleta llena de estatuas de personas, la verdad que el escultor que las hizo era muy bueno, consiguio interpretar a la perfección sus emociones, aunque era poco original, todos tenian en la cara el reflejo del miedo o terror. Cualquier enano hubiera podido hacer unas estatuas mejores.
Bueno, pues al final va a ser que no son estatuas, son personas convertidas en piedra por esos basiliscos. Trogg y saphira han sido convertidos por esos basiliscos, los demás hemos podido con ellos, si es que no me llegaban ni a la altura del talón, y luego esta el tema de las medusas, solo pudimos contra ellas yo (era evidente), Zordan, Nicolos y ... esto, no me acuerdo, va, entonces no tendria importancia.

Al final nos encontramos ante el causante de todos nuestros problemas, una momia de mierda bastante poderosa, que para derrotarla tuve que sacrificarme por mis compañeros y salvarles de la terrible columna de fuego que habia creado. Cuando desperte no se dignaron ni a darme las gracias. Mira que son egoistas y desagradecidos.

Bueno ahora que nos hemos salvado el culo, y con ello a toda azkatla, incluso al mundo entero si me apuras, esconden que hemos sido nosotros los heroes que les hemos salvado el culo a todos, y para contentarnos nos dan el nombre de la Guardia Negra. Si, el nombre es chulo, pero los cabrones nos estan utilizando, no se para que fin, pero nos estan inutilizando, y nos dicen que hay un gran palacete que lo hederamos, claro, para que hagamos nostoros las reformas y salga gratis, es que tienen una jeta...

Despues hubo una año de tranquilidad, más o menos. Nicolos se casa, por lo que no podra ir mucha más de aventuras, el padre de Zordan desaparece, y como siempre le ignora, no se para que se esfuerza tanto con un padre así, lo trata poco menos que como a mierda, quien sabe, a lo mejor es un bastardo en la familia y por eso le repudia, Brempa, bueno pues sigue hay, le han destruido el pueblo y ayuda lo que puede en las reparaciones, Saphira se fue a buscar a alguien, pero parece que no le encontro, Trogg, bueno, digamos que ha tomado predilección por los paseos nocturnos, de Rilond como siempre no se sabe nada de lo que hace, y yo fue a buscar venganza contra Erek el dragón azul, y le prepare una ingeniosa trampa, oblingandolo a combatir cuerpo a cuerpo contra mi en una lucha epica y sin igual, y cuando le fui a dar el golpe mortal, barrio con la cola el suelo para cegarme con la arena y tierra que nos rodeaba, y atacandome cuando estaba indefenso, derribandome, aunque juro ante todos mis ancestros que esto no quedara así.

Un día de estos que estabamos todavia con las obras en el palacete, vino un tipo muy raro, Lord Falcor me parece que era, que nos queria contratar para recuperar unos huesos de Dragón, y tras acordar el precio tras una dura negociación (no por falcor, si no por mis compañeros, que no tienen visión de negocios), nos pusimos en marcha a sus tierras.

Creia que iba a ser una forma de coger oro facil, pero estaba equivocado.

miércoles, 29 de julio de 2009

Por fin algo de paz

Tymora, te doy las gracias por haber permitido que me reuniera con mis compañeros, pues he presenciado más milagros estas semanas que muchos mortales en toda su vida. La fortuna de estar en el sitio adecuado en el momento adecuado ha hecho de nosotros héroes. Sé que estuviste con nosotros en la batalla de Azhkatla, porque a pesar de la violencia en la que hemos estado inmersos y la cantidad de bajas en ambos bandos, mis amigos y yo hemos salido ilesos, y hemos asestado un duro golpe a los seguidores de Zantech, jamás verán su sueño hecho realidad, te doy las gracias por ello.

Te prometo encargarme del templo tal y como se espera de tu seguidor, al menos hasta que aparezca alguien más capacitado que yo para ello, pues me conoces y sabes lo díscolo que he sido desde que me faltan mis padres, aunque va siendo hora de que madure. Mi querida Merian está a salvo, y las dudas que tenía sobre ella cuando huí de Azhkatla se han evaporado, me siento un poco intrigado porque no soy capaz de recordar por qué dudaba, pero bueno, no sería tan importante. Voy a aprovechar que ahora le caigo bien a su padre y le haré la propuesta esta misma primavera. Te pido que bendigas nuestra unión y que me des fuerza y sobriedad para encargarme tambien de los menesteres del templo. Y aunque no sean fieles tuyos te pido tambien la bendición para Lord Áridas, ya sabes, el hermano del estirado, y su esposa, me tienen gran aprecio y yo a ellos, aunque no logro recordar desde cuando.

lunes, 27 de julio de 2009

Otra batalla, cadáveres en el suelo, gente que pide ayuda mientras la vida se escapa de sus cuerpos por rojos caminos. ¿Una victoria? Si, el portal se ha cerrado, la ciudad está a salvo, pero... ¿y el precio?
Las dudas corroen mi alma, he fallado, como caballero, como compañero de armas, como hombre...
mi palabra de la que tan orgulloso me siento no vale nada, no pude ayudar a Nikolos y Saphira en un momento de peligro, no pude ayudar a Trog a volver con su padre, y fallé a Daenerys y a mi propio corazón, busque evitarle cualquier daño y creo haberla perdido para siempre.
¿Cual es mi camino ahora? Tal vez mi padre tuviese razón, tal vez no sirva para mucho, he perdido tanto, me cuesta tanto conservar nada...
Quizá debería renunciar a mi titulo de caballero y hacer como mi viejo amigo Dereck, marcharme lejos donde no pueda causar daño...
La vida es difícil, tengo una espada en las manos y creo poder marcar una diferencia, pero la inmensidad de matices de gris me confunde sobremanera.
He hecho cosas que jamas habría pensado acometer, he tratado con gente que en otro tiempo habría rehuido sin dudar...
y mi palabra... mi palabra ya no vale nada,¿qué es lo que me queda?
Pensé que hacia esto por un bien mayor, ahora cuando veo los resultados de la batalla veo que solo existe el mal menor.
¿Qué habría hecho mi hermano? tal vez lo que hizo Brempa que sin pensar en si misma se ofreció en cuerpo y alma para evitar la llegada de Zantech, que pequeños parecen aquellos capaces de hacer los mayores sacrificios...
mientras yo, armado con mi espada y mi credo solo pude abrir el camino a una heroína de verdad, no es envidia, no soy tan cínico.
Es desesperación, he mordido más de lo que puedo tragar...
Helm, ilumíname, ¿qué debería hacer ahora?

domingo, 26 de julio de 2009

Ha llegado el momento de dejar el miedo. Puedo asegurar que mis adentros estarán temblando pero sé que me mantendré firme.

Una vez más vi el final demasiado cerca. Me comprometí y pude volver con mis compañeros, fatigados ya como estamos todos de esta realidad de pesadilla, pero en mis labios vibraba la última palabra que pronuncié, un breve aunque intenso sí. Sabía que en esa palabra se escondía mi futuro. Estoy dispuesta. Ahora ya sí; puedo notar mi aprendizaje finalizando, soy capaz de desvanecer por completo todos mis miedos.

Siento que él me ayuda, desde mi pecho, mi padre, o el que me aseguró serlo, después de un año incierto volvérmelo a encontrar... de estas maneras. Es todo demasiado extraño. No somos héroes, al menos yo no lo soy. Sin embargo, sé que lo que se acerca es demasiado grande para nosotros, pero que lo afrontaremos.

Podemos perecer, pero intentaré que todos sigan a salvo cuando me toque dar un paso. Cuando hayamos elegido y estemos conforme, y llegué el momento final y deba corresponder a ese sí que pronuncié antes de volver a la vida.

Noto el cuerpo en tensión, en continua alerta. Sabe que el momento se acerca, avanza con pasos lentos y pesados. Lo nota también mi alma, algo triste, porque teme quedarse sola; a la vez, no obstante, desea ser libre. Y ver qué ocurre. Qué nos depara la lealtad por la que seguimos vivas.

viernes, 10 de julio de 2009

Oh maldición

Arhgh, maldición..... El suelo ha cedido bajo mis pies, por culpa de esa maldita explosion.... no veo nada, me ahogo.... la corriente me arrastra a toda velocidad, ¡Uff! mierda eso ha dolido! me está sangrando la frente, mis pulmones se empiezan a quejar... gracias a mi señora, el susto me ha hecho coger una buena bocanada de aire, pero ahora no sé cuanto aguantaré.... el fragor del agua es ensordecedor, mis amigos no pueden ayudarme ya... Mi señora Tymora, te ruego que los protejas y espero que nadie más haya caido aqui conmigo hacia una muerte segura, te encomiendo mi alma y por fín podré reunirme con vos, y con mis padres.... Papá... Mamá..... ¿Eh? ¿una mano? alguien ha caido conmigo, se agarra a mí, pero... ¿Como narices ha podido sentirme en medio de este caos? lo unico que puedo sentir aparte del ruido del agua es que estamos ganando velocidad.... Mi señora Tymora, te lo ruego por mi amigo, que ni siquiera sé quien és, al menos sálvale... maldita sea si pudiera conjurar sin palabras hace ya un minuto que los dos estaríamos respirando
¿Cuanto llevamos ya? mi cabeza parece que vaya a estallar, usaré un truco de buceador que me enseñó mi padre de niño, me tapo la nariz y llevo aire a mi cabeza, ya me siento mejor, pero me estoy ahogando
mi amigo sigue consciente, su mano aprieta la mía, pero yo estoy perdiendo ya el conocimiento.....¿eh? ¡¿estamos.....subiendo?!

lunes, 11 de mayo de 2009

No importa mi locura cuando la carne a desgarrar es la que amenaza sus vidas. No importa entonces el tirón salvaje de mis anhelos, no es crucial ni relevante.

Es algo que se espera, incluso. Se espera que el torbellino se desate en mí cuando la lucha empieza, cuando la sangre que mancha el suelo y se mezcla con la tierra es la nuestra.

La mente se nubla y de súbito la tormenta queda libre. Se ve con claridad...

Pero cuando la necesidad es propia y la barbarie que ejerzo les es indiferente porque no tiene que ver con ellos, temen. Y no hay por qué, mi hacha ya ha cortado las cuerdas que iban a asfixiar sus vidas en más de una ocasión.

Les preocupa porque no lo comprenden... Qué más da qué bebiera o cómo lo hiciese. Lo importante es que ya no tengo sed. Lo demás no es crucial ni relevante.

Y yo... Yo me siento más calmado porque ha pagado con su sangre la mía y la de mis compañeros.

La tierra, los olores, los sonidos y los corazones de todo, me envuelven y arrullan. Dormiré tranquilo y feliz, perdido en euforia.

El caballo cuyas riendas han sido cortadas.

martes, 21 de abril de 2009

Annetta Belgrim


Cómo una infesta cloaca llena de ratas está este fatídico mundo, la podredumbre, esa asquerosa putrefacción material, nos rodea a cada paso que damos. Iglesias corruptas, cleros impíos, gobiernos que no piensan más que en enriquecerse, hambre y dolor, dolor como el del niño que ha perdido a su madre por que un ejercito de orcos ha arrasado su aldea, dolor como el del guerrero que ha sacrificado a sus compañeros por una mala decisión. Ese es nuestro pan del día a día.

Cuando salí de la Gran Brecha lo hice ilusionada, era joven, estúpida y joven. Me embarqué en misiones en nombre de Clangeddin, defendiendo honor y justicia, difundiendo su palabra a los enanos marginados, separados del mundo y odiados por todos, a los humanos, reacios a conocer a los Dioses enanos, pero faciles de orientar gracias a su talento natural para el politeismo, aunque muchos de ellos anden perdidos toda su vida. También he descubierto entuertos, dolorosas confesiones de gente que ha matado por dinero o por comida, o solamente por diversión; escándalos dentro de las mejores familias... pero aun así, yo creía que este mundo aun tenía salvación.

Fue en Amn, a la edad de treinta y siete, cuando lo conocí a él, Marcus Redrog, un heraldo de la palabra de Clangeddin, siempre armado con su maza y su escudo, allí estaba cuando alguien lo precisaba, ayudando al más necesitado, a veces por unas pocas monedas de limosna y otras sólamente por la satisfacción de haber realizado una buena acción, yo le ayudaba, estaba ahí siempre, luchando codo con codo, sanando a los enfermos o dando de comer a los niños sin hogar, esa vida era la que yo deseaba, una vida en la que llenar mi existencia, el no ser una mera gota de rocío en un amanecer, confiaba en él como en un hermano, incluso cuando yo no lo necesitaba él me daba favores y ayudas que me animaban a continuar, pero era joven, joven y estúpida.

Un apoderado de la realeza de Amn nos encomendó una misión a Marcus y a mí, una tarea facil, solo teníamos que llevar una poderosa relíquia a las ruinas de un antiguo templo de una deidad ya olvidada por los mortales, y una vez allí, limpiarla y purificarla. El objeto de tremendo poder quedó a recaudo de mi compañero, el cual con su tono apacible de siempre, le dijo al noble que cumpliríamos la misión de forma rápida y concisa.

Nos dirigimos hacia nuestro objetivo un dia que jamás olvidaré, el cielo nublado en el horizonte, el sol, aún en verano, permanecia aletargado, dormido esperando el ser despertado por alguien. Un escalofrío recorrió mi espalda, cuando terminaba de ajustar las correas de mi armadura, aunque no le di importancia, Clangeddin nos protegía, siempre he tenido fé ciega en Él. Marcus se dispuso a iniciar el viaje rumbo a la morada de nuestra misión, en ese momento, mi corazón se aceleró, su voz sonaba ronca y seria, más profunda que de constumbre, tan intensa, que mi piel se erizó al oir mi nombre.

El camino hasta allí fue apacible y relajado, aunque algo no me dejaba concentrarme en lo que debía hacer, en todo momento estaba nerviosa, algo que no había sentido nunca estaba sucediendome. Cuando llegamos, Marcus descendió de su montura y se dirigió al interior de la estancia, entonces se despojó de su armadura, dispuesto a santificar ese lugar en nombre de nuestro protector, la misma sensación que cuando lo vi antes de iniciar el viaje inundó mi alma, mis pulsaciones se aceleraron, mi respiración empezó a entrecortarse, un sudor frio emanaba de mi frente, yo sabía lo que tenía que hacer, me acerqué decididamente a Marcus y con voz seria le dije lo que sentía, él, estupefacto, se echó a reir y me empujó, yo empuñé mi hacha, y justo antes de asestarle con el filo en la sien, un rayo proviniente del cielo cayó directamente encima mio, dejandome cegada por instantes, tenía razón, aunque no quería creerlo, ya no era el bondadoso y puro Marcus que yo conocía, si no una nueva personalidad malvada y cruel estaba en el lugar de mi compañero y mentor. No quería creerlo, en ningún momento quise, sólo quería pensar que mis sentimientos al concentrarme en Marcus fueran otros, no los que empecé a percibir.

Mi hasta ahora compañero invocó unas criaturas mitad demonio, mitad animal, mentando a esa Diosa que le había contaminado, a las cuales destruí sin mucha dificultad, pero cuando hube acabado con ellas, Marcus había marchado para siempre, dejando atrás una estela de dolor en mi alma, el dolor de perder a la persona que más me importaba. Cuando volví a Amn, me enteré que el tal apoderado jamás había existido y que el templo de Clangeddin había sido saqueado la noche anterior.

Desde entonces han pasado diez años, en los que he perseguido la senda de Marcus y he tratado de buscar el lugar donde se encuentra el culto a esa maldita Diosa, aunque solo he encontrado corrupción, mentiras y traiciones, gente que te vendería por unas míseras monedas de plata y gente que juega con tu confianza. La última pista me ha llevado al Mesón del Brazo Amigo, ahora sólo tengo que encontrar un grupo que esté dispuesto a ayudarme y a acompañarme a Aztakla.

Me llamo Anetta Belgrimm, y en nombre de Clangeddin, debo conseguir un mundo mejor.

miércoles, 8 de abril de 2009

problemas habemus....

Hoy al salir de la fortaleza de Helm Trogg y Zordan han querido desviarse del camino, sin dar razones. No les he puesto problemas, y les he acompañado como siempre, pueden dar por hecho que les acompañaría al mismo infierno, pero algo me extraña en ellos últimamente. Hemos llegado a un pueblo envuelto en la bruma, con una torre que sobresalía al fondo. En principio nada que llamase la atención, pero han insistido en explorarla, tampoco me considero quien para discutir, siempre apoyo a mis compañeros y si Zordan, que es el que más prisa tiene de todos ha tirado para adelante pues alli hemos ido los demás. Ha habido alguna queja de los demás, pero les hemos convencido para seguir, hacer una pausa de cuando en cuando para explorar una torre vacía no está mal, verdad? Pues está fatal cuando la torre está llena de trampas, y para colmo custodiada por engendros vampíricos. Tenía que haber olido a esos aprendices de vampiro nada más entrar en la torre, pero no sé por qué no sentía la presencia de mi Señora Tymora con tanta intensidad dentro del pueblo como estoy acostumbrado. Seguro que mis poderes estaban mermados, no he dado pie con bola, y para colmo me dolía la cabeza. A pesar de que instintivamente he apartado la mirada de los ojos de esas criaturas, no he sido capaz de avisar a tiempo a mis compañeros. Vaya líder estoy hecho, será mejor que le deje el puesto al estirado.
Tampoco he reaccionado a tiempo para socorrer al pobre Gallidix, al que han dejado seco como un trapo tendido en el suelo. Encima ni siquiera he sido capaz de darle descanso a su cuerpo, pues se ha levantado como uno de ellos antes de que pudieramos reaccionar. Su cara reflejaba auténtico odio hacia nosotros por haberle abandonado a su suerte. Hoy ha muerto un gran gnomo, chapuzas y excéntrico como todos los de su raza, pero un amigo leal, y le lloraré durante varios dias, espero que podamos acabar con su engendro y darle paz a su alma, pues esta vez no nos hemos atrevido a atacarle, y una expulsión mia le ha hecho huir. Y para colmo de males casi termina con nosotros un mimeto. Un mimeto, ni más ni menos que un mimeto, espero que ninguno de mis compañeros se vaya de la lengua sobre este incidente en la taberna, seríamos el hazmerrerir toda la noche.

En la taberna las cosas no han mejorado. Algo pasa entre nosotros, me he dado cuenta en combate de que cada uno iba a su bola, pero despues de ver la discusión que ha estallado entre nosotros pienso que es solo la punta del iceberg. Trogg me oculta algo, y tambien Brempa y el estirado, están actuando muy raro últimamente. El detonante de la discusión ha sido una joven paladina, quien con bastante gracia y bastante poco tacto ha pedido acompañarnos, yo la hubiera admitido inmediatamente, está buena incluso para ser enana, pero las desgracias sufridas ultimamente hacen que algunos de nosotros desconfíen incluso de una persona que emana tanta bondad. Trogg incluso ha desafiado mi autoridad, que desfachatez, a un líder se le puede cuestionar en privado, pero nunca ante extraños. En fin, a ver que pasa, Zordan ha propuesto ponerla a prueba, hablaré con él a ver que se le ocurre, aunque siendo paladina en mi opinión basta con pedirle un juramento de lealtad. Basta y sobra, a ver que paladín se atreve a romper la palabra dada por juramento sobre su señor. Pero en fin, si mis compañeros no están contentos, habrá que despejarles las dudas. Y con ese bárbaro ya hablaré en privado, le pase lo que le pase no es razón para tocarme las pelotas lo que me las ha tocado desde que salimos de Azhkatla.

jueves, 2 de abril de 2009

Vida de Zordan Colt (III)

Partimos siguiendo la ribera del río. Los magos cargaban con sendas cajas de madera lacadas en negro marcadas con distintos símbolos arcanos, parecían pesar bastante y las llevaban bien aseguradas a la espalda con correas. Caminamos durante un largo trecho, hasta que llegamos al linde de la zona arbolada. Los magos empezaron a leer pergaminos y a conjurar sortilegios en algunos de los árboles por los que pasamos. Si el plan funcionaba y los orcos pasaban por aquí estos árboles estallarían en llamas. Llegamos hasta la primera columna de piedra sin muchos problemas y los magos comenzaron a trabajar. Abrieron una de las cajas que llevaban y sacaron una tierra negra que esparcieron por toda la base de la formación rocosa, después dispusieron las piezas de la caja con los símbolos formando una cruz y recitaron un conjuro.
Tardaron mucho rato y los hombres empezaban a ponerse nerviosos. Para pasar a la otra columna de piedra, mas al sur disponíamos de la alta vegetación y la bruma que se había levantado del río, pero esa neblina no duraría eternamente, de hecho desaparecía a ojos vista conforme avanzaba la mañana. El camino hacia el sur fue mas complicado, podíamos oír a los orcos a pocos metros de donde estábamos y nuestro objetivo parecía inalcanzable, íbamos casi arrastrándonos, metíamos hierba húmeda en los huecos entre las placas de la armadura para que no hiciese ruido al caminar.

Cuando ya veíamos la base de la pequeña colina escuchamos voces orcas mas cercanas y nos quedamos quietos. Creo que alguno de los soldados intento dejar de respirar. Las voces se acercaban mas y no podíamos distinguir de donde procedían. Yo maldecía en silencio viendo tan cercano nuestro objetivo. Devrin desenvainó con sumo cuidado una de las espadas largas que llevaba, apenas se escucho el susurro del acero, pero se hizo un silencio gélido que nos congelo a todos en el sitio. Escuchamos los pasos acercarse pesadamente pero con cautela. Desnudé mi acero y los soldados siguieron mi ejemplo, los magos se tiraron al suelo, estaban en el centro de la formación de modo que no corrían mucho peligro de recibir un ataque directo. Devrin me hizo un gesto con los dedos, cuatro orcos se dirigían hacia nosotros desde el este, intentaríamos hacerles pasar de largo y matarlos en silencio. Indique a los soldados que se tumbasen y pusiesen sus armas en posición. Los orcos nos vieron antes de poder intentar escondernos, el primero que nos avisto intento darse la vuelta para gritar, pero la hoja de Devrin emergió de su pecho salpicando la hierba de negra sangre. Lo demás paso muy rápido. Al vernos descubierto di la orden de correr hacia adelante, para cuando los soldados se levantaron y los orcos se dieron cuenta de lo que pasaba ya solo eran dos, pues un segundo cadáver yacía en el suelo con la garganta seccionada. Mi espada se encontró con la armadura de cuero de uno de los orcos pero con un segundo empuje la atravesó y deshinchó un pulmón del desdichado enemigo. Cuando levante la vista vi como Devrin corría detrás de el orco restante que huía dando gritos de alarma. No tardó en alcanzarlo y darle muerte, pero un grupo mayor ya se había percatado de nuestra presencia y empezamos a correr hacia la colina.

Cuando llegamos los magos estaban desmontando la caja y Devrin me llamó aparte. -Zordan, tengo que darte algo- dijo mientras se desprendía la vaina de su espadón. -Toma, quiero que lo tengas tú, se que le darás buen uso, se que me darás tu palabra y que podre confiar en ella.-
-¿Qué estás diciendo?- pregunté, no sabía por qué preguntaba, conocía a Devrin, conocía su sentido del honor, sabia perfectamente de que hablaba, pero no podía admitirlo y estaba claro de que planeaba emprender un viaje al que no me permitiría acompañarle. -Soy el último de mi estirpe, nadie mas queda con mi sangre o la de mi familia, te doy esta espada que sera tuya y de tu familia, no podrás perderla u olvidarla y te servirá bien en el momento en que le encuentres un nombre apropiado- me tendió el espadón y yo lo empujé con rabia – ¡Voy contigo!- le dije. -No, esta vez no, debes asegurarte que cumplen con su labor- señaló a los magos, además hay alguien que te espera en el campamento- No pude rebatir sus argumentos, me invadió la congoja, no podía articular palabra. -Devrin, ¿qué haré?- en ese momento me sentía el hombre mas solitario de Toril -Salir adelante y convertirte en una gran persona- contestó con su cálida sonrisa volviendo a tenderme el espadón. Cogí el arma y descubrí parte de la hoja -Te doy mi palabra Devrin- La cola del fénix grabada en la hoja emitió un ligero destello y pude leer unas letras “palabra” -No, yo te doy tu palabra- me contestó. Permanecí allí quieto mirándole mientras llamaba a diez soldados para que le siguieran, después desenvainó sus dos espadas largas, dibujó una linea en el suelo miró atrás por ultima vez y se lanzó al combate. Aquel día murió Devrin Greycastle, aquel día murió uno de los hombres mas valientes y honorables que he conocido nunca.

miércoles, 1 de abril de 2009

Vida de Zordan Colt (III)

Capitulo III

Cuando llegamos al supuesto fortín descubrimos que no era tal, sino una débil empalizada que protegía unos grandes atriles de madera que soportaban sendas catapultas y balistas. En el campamento nos enteramos de que los orcos tras tomar el paso montañoso habían marchado durante toda la noche hacia el norte para atacar por la retaguardia al grueso de las tropas de Amn y ahora se reunían a unas millas del puente que cubría la empalizada.

Algunos exploradores informaron que el campamento orco crecía cada hora y que teniendo en cuenta las tropas dispersas por el territorio que se dirigían hacia allí tardarían un par de días en hacer un ataque definitivo.

El oficial de mayor rango, el Lord mariscal Brant, pidió la evacuación de la ciudad y reunió a los que nos encontrábamos en el campamento. -Dentro de dos días es probable que todos nosotros enfrentemos la muerte,- dijo -no quiero llevar a nadie a tan negro destino sin que pueda afrontarlo con dignidad, se que hoy os consideráis fuertes y con valor para enfrentar lo que venga, la mayoría de vosotros no habéis visto batalla, pero se que flaqueareis. Algunos tembláis ya, solo de pensarlo. Por eso os digo, marchaos, aquellos que tembléis ahora, los que no tengáis la certeza de que merece la pena el sacrificio, marchad lejos, pero id pensando en esto: La evacuación de la ciudad, la huida y salvación de mujeres y niños depende de todos vosotros. Se que no veis esperanza alguna, pero el valor y el corazón de los hombres es lo que forja esa esperanza si no tenéis el coraje para forjar esa luz el futuro sin duda es oscuro. Os pido pues, que marchéis o luchéis hasta la muerte por que el futuro sea brillante, si no para nosotros, si para aquellos que esperan tras este puente.- tras decir esto se retiró. Cerca de tres mil soldados nos mirábamos unos a otros sin saber bien que hacer o que decir. -¿A qué esperáis?, esta empalizada no va a levantarse sola- todos nos giramos siguiendo la voz y allí estaba Devrin intentando levantar uno de los troncos que había en el suelo destinado a reforzar el muro de madera. Sin dudarlo corrí a ayudarle y después poco a poco todos los demás se fueron uniendo. No se si alguien abandono el campamento aquel día, pero los que nos quedábamos sabíamos que dos días después nos enfrentaríamos con casi ocho mil orcos.

Durante los dos días antes de la batalla en los pocos momentos de descanso que tuvimos hablé mas con Daenerys que con Devrin, y las pocas veces que hable con mi amigo, el tema de conversación era Daenerys, él decía que no debía dejarla escapar, que seria una buena mujer y que se podía ver desde lejos que había amor entre nosotros. Devrin se maravillaba por ello, decía que su lejanía de la especie le hacia sorprenderse de que incluso en un momento de futuro tan incierto y casi sin esperanza pudiese surgir algo como aquello, aquello, decía seria lo que nos haría vencer en aquella guerra, los humanos persistiríamos hasta el fin de las eras.

Y llegó el día, no fue de improviso, ni sin avisar, los vimos venir, aunque algunos aun albergaban el sueño de que no llegarían nunca, ahí estaban. Una gran mancha sobre la tierra, estandarte negros con símbolos rojos distinguían los diferentes clanes, en otro tiempo esas banderas se enfrentaban unas a otras sin razón aparente, ese día buscaban nuestra muerte.
Devrin se acerco a mi, llevaba en la mano a “Honor” su espadón, -vamos a ir allí- dijo señalando el ejercito orco. -¿Ves aquellas columnas de piedra?- era imposible no verlas, ademas las conocía de antes, una de ellas daba pie a una colina baja que conducía a la parte alta del paso de montaña que habían tomado los orcos hacia unos días, la otra se encontraba justo enfrente, debió ser, hace muchísimo tiempo parte de una montaña, pero el rió fue cortándola hasta dejarla como una columna de piedra informe azotada por los vientos que poco a poco acabaron de esculpirla como tal – los orcos van a intentar pasar por en medio y nosotros vamos a escoltar a dos magos para que las derriben encima de ellos. Con suerte acabaremos con unos cuantos y con mas suerte aun los retendremos lo suficiente para que lleguen los refuerzos de Diezciudades y después los buques de puerta de Baldur.- Seguí mirando durante un rato las dos masas de roca, el plan era muy solido, y desconcertaría a los orcos ya que no podrían escalar las rocas que cayesen en su camino tendrían que ponerse de acuerdo para ir por un lado u otro o dividirse con lo que podríamos luchar contra una sola fuerza mas igualada con nuestro numero mientras la otra se quedaba trabada con el fuego de los magos en la orilla del rió. -¿De cuántos hombres dispondremos?- pregunté. El plan era muy bueno, pero suicida para los que lo acometiesen, yo no dudaba en seguir a mi amigo, pero sentí temor, temor por no volver a ver a mi amada Daenerys. -doce y los dos magos, partimos enseguida-
Volví la vista hacia Devrin -¿no tenemos tiempo?- mis ojos buscaron en el patio la tienda que se había instalado para atender a los heridos. Devrin puso su mano en mi hombro – lo siento, pero no puedo permitir que te despidas, debes volver para cuidar que no le pase nada hasta que lleguen los refuerzos, nos vamos ya- . Miré a Devrin sonreí y nos pusimos en marcha. Mi pensamiento vagó alrededor de una joven que rasgaba linos para preparar vendas en una tienda del patio.

(continuará)

miércoles, 25 de marzo de 2009

Vida de Zordan Colt (II)

CAPITULO II

Fuimos derrotados en el paso y a mi me dieron por muerto. Las fuerzas defensoras de la ciudad habían sido cogidas entre dos frentes. Fue una carnicería, las bajas fueron incontables y los pocos supervivientes se vieron obligados a retirarse hacia el norte.

Desperté unos días después de la batalla del paso, me encontraba en una camilla y una bella joven me observaba. También estaba mi amigo Devrin, por lo que me contaron después, mi amigo y los pocos hombres que sobrevivieron a la batalla esperaron cerca del paso y volvieron para buscar supervivientes, me encontraron vivo de milagro, no albergaban muchas esperanzas respecto a mi recuperación, sin embargo se resistieron a dejarme morir allí e iniciaron camino intentando rodear el grueso de las fuerzas orcas hacia Akathla. Decidieron ir por el norte, era el camino mas peligroso, pero el mas rápido y el único que me ofrecía la oportunidad de vivir. Caminaron conmigo a cuestas durante mucho rato, entre los arboles les era mas difícil, pero había mucho movimiento de pieles verdes alrededor. Me dieron por perdido cuando encontraron una patrulla orca muy numerosa, no podían enfrentarlos para cruzar hasta el camino y no podían salir a campo abierto, uno de los soldados dijo que intentaría crear una distracción, pero mientras decía eso una lluvia de flechas derribo a un gran numero de orcos. El resto se levantaron sorprendidos pero apenas tuvieron tiempo de reaccionar, una segunda andanada derribo a la mayoría y el resto huyeron desperdigados por el bosque. Un grupo de hombres y mujeres con armaduras de cuero empezaron a surgir entre los arboles, había varios abanderados que portaban estandartes de Diezciudades, Devrin me miró y vio en mis sudores y espasmos la sombra de la muerte, así que decidió salir a campo abierto rindiendo a “Honor”, su espada, a cambio de auxilio para mi.

Los recién llegados pidieron a Devrin que se levantase y le explicaron que eran una avanzada de las milicias libres de Diezciudades que venia a ayudar en la guerra contra los orcos, al parecer vieron las teas de la batalla del paso y se separaron de la fuerza principal sacando les de tres a cuatro días de ventaja. Con ellos viajaba una curandera de gran talento, Daenerys, de la que puede decirse que salvó mi vida, en mas de un sentido.

La llegada de los refuerzos se antojaba una luz en el horizonte de tan oscuro destino, había noticias en la ciudad de que algunos buques habían partido hacia poco de puerta de Baldur con tropas para ayudar en la defensa de la capital, pero tardarían al menos una decana en llegar y seria demasiado tarde.

Daenerys resultó ser una curandera excepcional y al día siguiente de despertar ya pude ir a caballo con el resto de los hombres evitándoles una pesada carga y facilitando en gran medida el transito por los bosques. No tardamos en dejar la arboleda atrás y llegar al río. Desde allí, río abajo, hacia el sur pudimos ver un fortín de madera con gran ajetreo de soldados en su interior.

lunes, 16 de marzo de 2009

Ah, la voz del maestro amable. Su meliflua atención, su amor y aprecio hacia sus hijos y discípulos. El maestr que si me considera digno me hará capaz de vengar la muerte de mi madre, y podré traerle noches sin miedo al hombre que me adoptó, me crió, y me llamó hijo.

Sí, el hermoso maestro que desde su imponente trono me mira y me ofrece parte de sí mismo otra vez y dice que se halla contento por mi esfuerzo. Es honorable, no tiene reparos en resaltar la sinonimia entre Justicia y Venganza.

El sabio maestro. El sabio maestro guardián inmortal de todas las noches desde que el tiempo es tiempo y los hombres, los hombres sin más en su carne que será ceniza, comenzaron a escribir su historia. El maestro que comparte su sabiduría conmigo.

Ah, la voz y el tacto, etéreos ambos, del maestro que despiertan mis sentidos, que me están liberando y me muestran un sendero de una vida que de otro modo no podría haber encontrado jamás.

Una vida que, además, me permitirá velar por mis compañeros de viaje. Solo que ahora, seguramente, con mayores garantías. Sin embargo algo me apena, y para mi sorpresa he encontrado lo mismo en los ojos del compañero que porté al hombro mientras yacía inconsciente.

Pero no hay problema. Sé que podremos ayudarnos, y encontraremos una forma de superar aquello que sea que pueda estar atormentándonos. Me contagió parte de su tristeza cuando vio cómo los dos espadones que tocó se quebraban en el aire... Parecía su alma misma la que se hubiese roto, todo lo que fue.

Espero que de verdad los enanos sean tan valientes como dicen. Nos va a hacer falta a ambos, eso es algo evidente. Igual que lo son otras muchas cosas...

Vida de Zordan Colt

He observado en nuestros pocos momentos de asueto, que mis nuevos compañeros se dedican a garabatear en pequeños pergaminos crónicas y memorias de sus viajes y andanzas. No creo que sea un legado digno de recordar, pero será un legado al fin y al cabo, por lo que he decidido seguir su ejemplo, solo que yo empezaré desde el principio...


CAPITULO I


Nací en Akathla, la guerra estaba demasiado cerca de las tierras de los Colt por aquel entonces y toda la familia residía en la ciudad, aun así, todo el dinero y renombre de la familia no pudo pagar una matrona que evitase la enfermedad y la posterior muerte de mi madre cuando yo apenas contaba dos años de edad. No puedo decir que tuviese una infancia feliz, pero no me faltó de nada, viví idolatrando a mi hermano mayor que se desvivía por evitarme los malos encuentros con mi padre y al cuidado de mi hermana y una tata sorda y vieja que se pasaba la mayor parte del tiempo dormida.

Mi hermano es casi nueve años mayor que yo, así que le he tratado poco, pero recuerdo que siempre fue con cariño, mi hermana, Brienne, me llevaba casi cuatro años y cuido de mi cuanto le fue posible.


Cuando cumplí los seis años empecé a estudiar en el templo, leer, escribir, esas cosas... allí conocí otros hijos de nobles de mayor o menor alcurnia, pero de todos ellos puedo recordar a cuatro, tres de ellos buenos amigos y el otro, a mi parecer la persona mas vil que he conocido. Ser Barristan, lord caballero de la orden de Tyr fue uno de ellos, una persona admirable, con unos sólidos valores y un sentido del deber incalculable, fue un héroe reconocido en las campañas del norte. Yo lo recuerdo como un niño simpático y de trato agradable, que participó en cualquier aventura que se nos pudiese ocurrir. Aliston Thorne fue el tercer compañero siempre nos cubría las espaldas y estaba especialmente dotado para trepar a los árboles y hacer enfadar a los monjes del templo, es irónico que poco después de terminar sus estudios se proclamase clérigo de Lathander. El cuarto miembro de nuestro grupo era Dereck Reane, ultimo hijo de una casa menor, muy inteligente y sumamente preparado para cualquier cosa que se encontrase de frente, después de dejar el templo le perdí un poco la pista, se que por algún motivo mientras estaba en campaña en el norte, renegó de su apellido y adoptó el de Shadowalker, poco después abandonó el ejercito de Amn y partió hacia el Anaurokh, no he vuelto a saber de él, pero espero que esté bien...

Aquel que solía entrometerse en nuestras aventuras y desbaratar todas ellas si podía conseguir el favor de los monjes era Paul Margrell III, un creído insolente, hijo de la segunda familia de Akathla, después he mantenido cierto contacto con él, ya que fue mi oficial mientras estuve en el ejercito, o al menos la mayor parte del tiempo.

No hay mucho mas que destacar de mi época de estudiante, si acaso que tuve una, algo poco habitual en estos tiempos, de todas maneras en mi cabeza siempre estuvo el pensamiento de emular las hazañas de mi hermano, seguirlo al norte y llevarme a Brienne conmigo, Barristan y Dereck lo consiguieron, yo no.


Cuando termine mis estudios entre en el ejercito regular de Amn. Seguí la instrucción como bien pude, pero era desastroso con un escudo en las manos, ese trozo de madera que tapaba la visión e impedía imprimir fuerza a los movimientos con la espada me suponía un obstáculo insalvable y hacia que mi padre se avergonzase mas aun de mi. Dervin Greycastle, un tipo extraño de tez pálida cabellos rubios, mas alto de lo normal y con unos ojos profundos como el océano me fue de gran ayuda para superar el entrenamiento, en gran medida enseñándome trucos para evitar que el escudo fuese un peso muerto para mi, a él tampoco le gustaba el escudo y en los ratos libres practicaba con un gran espadón en un patio trasero que no era frecuentado por los oficiales. Me explicó que aquel espadón era un artefacto de gran poder y que llevaba milenios en la linea de sangre de su familia y que él seria su último portador. Me dijo que para él aquel arma tenia un nombre “honor” por la inscripción que tenia en la hoja justo en la cola de un gran fénix lacado a fuego con tonos bronce cuando miré no pude ver ningún texto y me dijo que eso era por que mi destino no se había escrito todavía... Dervin no era muy bien visto por algunos soldados, que lo llamaban hijo de forastero, era una forma suave de decir ajeno, ya que tiempo después descubrir que mi buen amigo era medio Asimaar. Por aquel entonces no sabia que significaba y tampoco le di gran importancia, para el resto podía ser lo que fuera, para mi era mi amigo. Finalmente termine mi instrucción, gracias a la ayuda de Dervin, cuando la guerra con los orcos en el este de Akathla daba sus últimos coletazos y fui destinado allí.


Allí, en el este, cerca de las tierras de mi familia, participe en mi primera batalla, que casi me cuesta la vida. Nuestra patrulla acampó en un pequeño prado al lado de un altiplano y rodeado de arboledas, era el lugar ideal para recibir una emboscada, pero nuestro oficial, Paul Margrell III, seguía siendo un pomposo insufrible que lo único que quería era alejarse lo máximo posible de la fuerza enemiga el máximo tiempo posible. Habíamos caminado durante horas hacia el sur, alejándonos del grueso principal y dejando a nuestras espaldas un pequeño paso montañoso... Los orcos llegaron por sorpresa, eran muchísimos, salían de debajo de cada piedra, de detrás de cada árbol, Paul, en cuanto tuvo ocasión salio al galope hacia el paso montañoso, el resto de nosotros hicimos lo mismo pero mucho mas tarde. Dervin y yo eramos los únicos nobles que quedaban en la patrulla tras la marcha de Paul y el resto de los soldados nos miraban con desesperacion, como si su vida estuviese en nuestras manos. Mi amigo luchaba con brío a mi lado, pero estaba claro que si no hacíamos algo íbamos a morir todos allí aquel día. Le dije a Dervin que se alejase con arqueros en dirección al paso de montaña, ordené a unos cuantos hombres que vaciasen los odres de aceite cerca de los arboles que se encontraban a nuestra espalda y después retrocedimos buscando cubrirnos entre los gruesos troncos para evitar la superioridad numérica del enemigo, cuando la retirada estuvo lista prendimos fuego al aceite y emprendimos la huida con los arqueros que comandaba Dervin guardándonos las espaldas del torpe avance de los orcos entre las llamas. Para cuando salimos del claro mas de la mitad de nuestras fuerzas habían caído. En el paso la cosa mejoro un poco, el sitio era estrecho y eso igualaba un poco la proporción de combatientes en ambos bandos, pero poco a poco nos quedábamos sin fuerzas, compañeros de la segunda fila sustituían sus lanzas por espadas para poder relevarnos en el frente, pero no aguantaríamos mucho mas. Mi vista buscaba a nuestro oficial en aquella carnicería, pero no lo encontraba por ninguna parte, los hombres me miraban esperando una orden como las que había dado en el claro y decidí que alguien debía pedir refuerzos, si una fuerza de caballería conseguía cargar contra los orcos desde el altiplano podríamos diezmar mucho las filas enemigas y nos daría pie a una retirada, ya que la victoria parecía imposible. Busque a una compañera que era una gran jinete y le envié al fuerte lo mas rápido posible. Cuando gritaba mis ultimas palabras noté el mordisco del acero en mi pecho, apenas pude ver la enorme lanza que se introducía en mi costado derecho, el resto estaba todo rojo y... la verdad es que no recuerdo mucho mas.

miércoles, 11 de marzo de 2009

vaya viajecito

Al final decidimos ir a Puerta de Baldur por mar. Acordamos contratar los servicios de un marino experto para que nos llevara sanos y salvos hasta allí, pero desde que subí a bordo incluso a mí me ha dado mala espina, esos $&%G%&R%$ dictadores de Azhkatla ni siquiera permiten a los barcos de paso hacer las labores de mantenimiento, y este de seguro debería haber pasado por el dique seco. Como líder del grupo (en buena hora me ofrecí) me presenté al Capitán, que está encantado de tener a un representante de Tymora a bordo, aunque no por ello deja de cobrarnos la tarifa adecuada. Pff debería haber negociado mejor, vistos los percances que hemos sufrido desde entonces casí debería habernos pagado por tenernos a bordo. Alguien contrató el pasaje para dos cajas que contenían a dos bestias trémulas vivas, por supuesto con alimento, pero sólo para la mitad del viaje, cooomo no, además se "olvidaron" de avisar del contenido de las cajas al capitán, como tambien se "ahorraron" el reforzar las cajas con unos buenos barrotes. El resultado fue que se comieron al caballo de Zordan, y casi hacen lo propio con nosotros. No he hablado con Zordan desde entonces, parecía contento por haber sobrevivido, pero sé el cariño que le tenía a tan noble bestia. A quien tampoco he vuelto a decir más de dos palabras seguidas es a ese idiota de Trogg, aunque como camarada pueda comprender su frustración contra mí por el fallo de mis conjuros, la blasfemia que ha cometido para mi señora es muy grave, y sé que mi señora no va a perdonarle así como así aunque yo lo haga. Gracias a la buena fortuna, no hemos tenido casi ningún mal encuentro en alta mar, tan solo unos trolls marinos que nos costaron la vida de un marinero, pero era casi el mejor final para el combate
No quise sospechar de más trampas; "Tymora proveerá" me dije, pero la cuarta noche nos hemos despertado tosiendo por el humo. Abro los ojos un poquito, luego como platos, mi camarote se está prendiendo fuego. "Hmmm, que raro..." las llamas no despiden calor alguno "El fuego es una ilusion?" me digo, pero salto de la cama y voy a por mi equipo, si alguien ha conjurado una ilusión tan amenazadora sobre el barco es porque van a atacarlo en cuanto cunda el pánico, tal vez debamos abandonarlo. Abro mi cofre, cojo con cuidado mi petate y hago un bulto junto con mi armadura, embrazo mi escudo y cojo la maza "mierda, me faltan manos", me veo obligado a dejar mi ballesta allí, espero no necesitarla mientras repelemos el ataque, si las cosas van bien aquí estará cuando vuelva, pero si van mal... pues por lo menos mi petate y mi armadura vienen conmigo. Salgo al pasillo y me lo encuentro como esperaba, caos total. tengo un encontronazo con Sapphira, que está haciendo lo posible por despertar a los que siguen dormidos. Me aseguro de que todos están dispuestos para repeler el ataque y subimos a la cubierta. Ni timonel, ni marinos cuidando las velas... y para colmo el viento nos arrastra contra el arrecife, y las olas van contra el viento. "¿pero esto qué es?" mis compañeros se abalanzan sobre las velas y el timón desesperados, me corresponde a mí discernir entre la ilusión y la realidad, trato de calmarme y de ver la realidad que la magia me está negando, si consigo averiguar que es lo que falla y comunicarselo a mis compañeros podremos hacernos cargo del problema real. Mientras, ellos consiguen arriar las velas y detener el barco antes de que choque contra el arrecife, bueno, la fortuna también ha ayudado, tendré que hacer una ofrenda a mi señora más adelante. La segunda de a bordo sale del camarote del capitán con el gesto compungido portando su arma y una reliquia rota "El capitán ha muerto, y algo me impide despertar a mis compañeros!, Abandonamos el barco!" El bote desciende, mientras yo todavía no tengo claro qué narices es lo que falla, hasta que un trozo del palo mayor me cae encima, aunque el fuego no parece real algo está deshaciendo literalmente el barco. por suerte me ha golpeado donde cargaba el petate con la armadura, y no me ha hecho demasiado daño, ya van dos las que le debo a mi señora esta noche. Alcanzo a mis compañeros y ayudo a la joven marinera a guiar el bote a tierra "¿Como habrá llegado esta joven a ser la segunda de a bordo?" la verdad es que no me había fijado hasta ahora en ella, su piel está morena y curtida como la de un hombre, pero la figura desde luego la tiene de mujer, jeje, además la cara y los ojos son bastante agradables. De la costa alcanzamos el camino real sin problemas, y la vista de la posada (aunque sea de las caras) nos anima bastante. Sherezade, la marinera, ha debido pasarlo peor de lo que imaginaba, se ha desmayado durante el camino y he tenido que cargar con ella (Jejeje) pero nada más entrar ha recuperado la consciencia, y todos hemos sentido como la fatiga se desvanecía

lunes, 16 de febrero de 2009

que bien se duerme en la cama de uno jejejejeje

La visita recibida no era de quien esperaba. Merian se me ha lanzado al cuello en cuanto he abierto la puerta. Que muchacha más adorable, hace tan solo dos semanas verla me hubiera llenado de felicidad, pero hoy me siento vacío al verla, incluso cuando después del abrazo inicial se empieza a desnudar lentamente. No giro la cabeza, precisamente, ni tampoco desaprovecho lo que se me está ofreciendo en bandeja.

Pero mi vacío no se llena, es más bien al contrario, algo en mí se ha vaciado más. Esperaba a otra persona, y hoy no me siento capaz de corresponder al amor y la pasión entregada de Merian. Algo ha notado, y se ha empeñado en marcarme con sus uñas, pero no hay marca capaz de reemplazar la que llevo con pesar en el corazón. Me pide que le deje quedarse conmigo en mi celda, que estando conmigo durante la crisis se sentirá más segura y yo acepto, pero... ¿se lo puedo prometer? Mi idea era dejar el templo para poder ayudar a mis amigos mientras se resuelve la crisis, pero si hago tal cosa el templo no la protegerá. Le cuento mis dudas al maestre, me comprende, pero la decepción brilla en sus ojos, incluso aunque sea el peor miembro de todo el clero de Amn necesita mi ayuda. Voy a sacarle brillo a la estatua de Tymora a cabezazos, no puedo dejar de lado el templo ni a esa chiquilla, aunque lo que siento por ella ahora sea una mera sombra de lo que siente por mí, seré un hombre, me quedaré al pie del cañón, aunque me pongan a un chalado encapuchado echándome el aliento en la calva mientras trabajo, aunque se acerque peligrosamente a mi culo aceptaré lo que sea. Voy a mi habitación a echarle otro a Merian.

Por la tarde en vez de un escolta han venido dos, con sus escoltas, dos golems enormes. Nos dicen que Todo uso de la magia en Azhkatla queda estrictamente prohibido, ¡Incluso para salvar vidas! Ante mis preguntas solo dicen: si se muere alguien es que era su destino. Paparruchas, no me creo una palabra de lo que dicen de que la magia interfiere en esa brecha, habrá que cerrarla como sea, creo que voy a hablar con Zordan a ver si se le ocurre una forma de arreglar este desaguisado por nuestra cuenta. Si muero combatiendo a su lado seré feliz, será la única manera de compensarle por lo que he hecho. Buah ya me he cabreado, Voy a mi celda a echar otro a ver si me calmo. No, si al final va a ser buena idea esto de tener novia jeeejeje

domingo, 15 de febrero de 2009

Cuarenta y seis días. ¿Por qué damos tanta importancia a los periodos de tiempo y no nos fijamos en las jornadas sin más? Tal vez ese es nuestro fallo.

Mi temor cada vez es menos creciente, pero esta noche... ¿Ha sido casualidad? Vi al valiente guerrero de lejos, pero aquellos fulgores llamaron más mi atención. Y, por lo visto, también la suya. Cuando me pegué a su espalda con el arco tensado no estaba asustada. Cuando lo vi, cuando miré a esos ojos en llamas e imaginé su furia desplegándose si pudiera, sí me asusté. Pero duró sólo un instante.

Una conversación interesante, sin duda. Sé que todos escondemos cosas. Y que estamos deseosos de respuestas sin fin, de apagar las preguntas que guían nuestros pasos aunque no nos demos cuenta. Pero esta noche no. Creo que el noble y yo vamos a tener que hablar más a menudo. Ahora hay algo que nos une.

Todos tenemos secretos. Pero he de admitir que el viento me sabe mucho más agradable ahora que sé que puedo encontrar respuestas. Solamente he de pronunciar su nombre.

Cuarenta y seis días... Se eriza mi intuición si pienso en cuarenta y seis días atrás. No creo en las casualidades. Y menos ahora, con la ciudad así, con las pesquisas de todas las gentes detrás de cada rincón. Se respira maldad. Y tristeza. No obstante, recuerdo esa voz canturreando y contando los días. Cuarenta y seis, para ser exactos. Y unas cuantas preguntas que formular con acierto.

"Si no cumplo mi palabra puedes llevarte mi alma".

martes, 10 de febrero de 2009

MMH? Pero... qué...

Hoy llegamos al hogar. ha sido un viaje muy duro, lleno de sorpresas.. y de un profundo pesar. He traicionado mis principios, y peor aún, la confianza de un camarada. No hace nada que le salvé la vida luchando espalda contra espalda con él y ayudé a salvar la de sus hermanos y ahora no me atrevo ni a mirarle a la cara. El viaje por suerte ha sido sin novedad, aunque me he pasado las noches llorando por lo que he roto en mí y por lo que nunca me pertenecerá. Tal vez deba alejarme por un tiempo de la familia Colt, de Azhkatla e incluso de Amn. Y mientras estaba pensando en ello, hemos llegado. Galliiiidiiiiix! Pero qué leches has hecho? cómo van a arreglar este desaguisado?

En fin. Por lo menos una cara amiga, Viny. Pero esta vez no estamos para juergas, viene con unos colegas y con esa sonrisa maliciosa de que viene a ofrecer un favor a cambio de un precio. La verdad, prefiero con diferencia estar de juerga con él que deberle favores, menudos embolados nos encula. Tiene gracia, yo, que he estado en un podio delante de miles de personas en Azhkatla, ahora me veo entrando en ella como un ladrón para que no me restrinjan mis poderes sagrados o me pongan un escolta que me vigile hasta cuando voy al retrete. Y encima para entrar hay que cruzar una mina llena de kobolds.

Bah, los kobolds siempre me han hecho gracia, sobre todo su idioma, pero cuando vienen 15 a por nosotros con armas mágicas la cosa cambia. La puñeta es que un exceso de confianza por nuestra parte y un retraso por mío como líder del grupo organizando la estrategia casi nos mata a todos. Cuando me despierto resulta que Viny y Brempa han salvado el día. Esa chica... fea como un pecado y muy reservada, pero siempre puedo confiar en ella, a pesar de los comentarios de Viny. Dudo mucho que haya huído en medio del combate mientras los demás estabamos inconscientes, Nah, hoy todos hemos estado ahí para nuestros camaradas, al menos los que no han tenido la suerte de poder entrar por la puerta principal, Incluso mi amigo Alaric ha aguantado y nos ha salvado a todos, a pesar de que ultimamente actúa muy raro.

En las alcantarillas hemos visto a dos guardianes escudo de esos magos encapuchados reventar literalmente a un contemplador, menos mal que no he cogido ninguna de las armas mágicas de los kobolds, si nos llegan a ver con ellas nos hubieran hecho lo mismo. En cuanto a la propuesta de Viny, bueno, hemos aceptado pero creo que me va a venir un poco grande. Tymora proveerá, creo que tendré que improvisar sobre la marcha.

Por la mañana he acudido al templo. Tenía que asegurarme de que mis hermanos de fe estaban bien. Ah pero resulta que no lo están, excepto el sumo sacerdote que no sale del templo nunca a todos los demás les han colocado un conjuro detector, con el cual los magos saben en todo momento donde están y si lanzan algún conjuro, o les han puesto la escolta de un mago escapuchado para supervisar sus actividades de clérigo. Si alguien se ha vuelto en contra de la ley marcial se lo han llevado sin más y no se sabe, y para colmo me han pillado por la calle y no me he dado a la fuga para no levantar sospechas, pero ahora me toca claudicar y elegir, o conjuro o vigilante. Mmmh no todo puede ser malo hoy, al menos tengo visita femenina en mi celda. Espero de corazón que sea mi ángel de la noche.... Jeeejejejeje

lunes, 9 de febrero de 2009

Por fin de vuelta en el hogar, con mis hermanos a salvo... y vuelta a la rutina, mis quehaceres en el templo, mis obligaciones para con mi padre, he de afrontar mis responsabilidades como un hombre.

Ese maldito portal que ha aparecido en las afueras de la ciudad dificulta las cosas, toda la burocracia se ha paralizado, las obras del templo tambien, resulta que llevamos mas de un mes fuera... llevamos, yo y mis nuevos compañeros, ¿qué estarán haciendo ahora? es curioso, pero los echo en falta, pese a su brusquedad y temeridad, son valientes y honrados a su manera, respetan el honor que ellos mismos entienden, pero es mucho mas de lo que hace la mayoria de la gente de esta ciudad...

Les fallé, les llevé a las tierras de mi padre para enfrentarlos a un peligro mortal, un peligro que tuvo la vida de mis propios hermanos pendientes de un hilo, un hilo que estube a punto de quebrar al dejarme llevar por la ira, no atendí a razones, solo ansiaba la sangre del culpable, el último castigo de un pecado imperdonable... y ellos me comprendieron, no dijeron nada, solo siguieron mis pasos y combatieron a mi lado, les estoy agradecido...

Ahora, deambulando por las calles de esta ciudad, me pregunto qué estareis haciendo, ¿en que aventura os habreis enbarcado con ese Vinny?, os echo de menos compañeros...
Las pesadillas me persiguen, mi señora mi atormenta, ella me dio la oportunidad de seguir viviendo y yo le falle. Pero a pesar de todo sigo sintiendola, sigue atendiendo a mis rezos, puede que aun pueda servirla y me de una segunda opurtunidad.

Joder la que ha montado el gnomo piromano, y yo que creia que era un incopetente va a resultar que realmente lo que pasa es que esta loco. A quien se le ocurre crear esa peazo brecha, y para colmo ahora los magos esos no dejan ejercer de clerigo sin tener a un pelma detras, espero que no me pillen.

Puto biny, al final me va a caer bien y todo, me a metido en una cofradia de "amigos de lo ajeno", y otras cosas, además de proporcionarme numerosas armas magicas de esos kobolds. Y todo se lo tengo que agradecer al gnomo piromano.
Que cosas tiene la vida, ¿verdad?

domingo, 8 de febrero de 2009

Las noches ahora tienen algo más. Algo más aparte del encanto atávico que las envuelve, algo más aparte del miedo que transmite la propia oscuridad, a pesar de que puedas desnudar las tinieblas con la mirada. Yo puedo, y aun así la oscuridad tiene el poder de estremecerme.

Me siento distinto, he avanzado, he progresado un poco más. Estoy creciendo, mi espadón cada vez pesa menos y los golpes que asesto son más poderosos. No tengo miedo a morir, ya no, a pesar de todo. Ignoro el porqué pero sé que tiene que ver con la magia de la noche. Creo que ha de ser algo de leyenda, algo que en mi memoria me llama a la infancia y a las historias que mi padre contaba para que pudiera conciliar el sueño.

Bendito padre, cuánto agradezco que me hiciese marchar. Viejo loco, quedarse solo y exiliado para que yo, su hijo, semiorco, pudiera tener el privilegio de sentir cómo mi propio espíritu revienta las barreras de lo que, en teoría, impone la condición racial.

Es increíble sentir esta euforia, este fuego en el interior, y besar los labios de acero de la muerte y no sentir miedo sino ser capaz y valiente de abrazar su piel de luna, sentir emoción y cómo la vida golpea con fuerza en los últimos compases del corazón.

No perder la fe en los compañeros y volver, de nuevo volver, a estar de pie codo con codo, hombro a hombro. Ya no me importa que huyan, ni que teman, ni que me hieran por protegerlos. Están ellos y estoy yo. Están estas magníficas noches, las increíbles puestas de sol.

Pero... El sol. Sí, tengo una idea aunque no sé si se permiten milagros. Jajajajajaja. ¡Qué más da! Fantástica noche la de hoy, con misión cumplida, por cierto, y qué más decir. Que somos ricos. Cayó el clérigo de Cirik... Cierto.

Más gemas a repartir.
Había escuchado hablar del alma. En boca de hombres eruditos, de mujeres con sentimientos desbocados, en niños que jugaban a ser mayores. Yo misma uso la palabra a menudo para referirme a todas las personas que nos rodean. Pero jamás hablo de la mía propia, porque creo que en el fondo no creo en ella. En el alma. O al menos no creía en ella.

Ha sido espectacular. Y ha podido acabar tan mal... Estaban ellos, tendidos y sin vida, con sus corazones agotados, y estaban nuestras manos rozando esas piedras. Eran sus almas, los resquicios de vida que debían habitarlos y que un mal destino les había arrebatado. ¡Eran sus almas! Menos mal que al final el valiente humano ha sido capaz de reconocer a los que tienen su sangre.

Ya han vuelto, han vuelto sus pechos a brillar y ha sido... maravilloso. Magia. Magia auténtica. Magia que ya siento de vez en cuando recorriéndome, pidiéndome que lance alguno de mis modestos conjuros. No sé, después de ver a los que de verdad la controlan... Tendré que intentarlo. Que hacerlo, claro está.

Seguramente tendré numerosas oportunidades de usarlos y de lanzar lo más certeramente mis flechas. Ese dichoso mago nos ha metido en un buen lío. ¿Pero qué vamos a hacer ahora? ¿Huir constantemente? Me habría gustado cobrar mi primera misión, a pesar de todo lo turbulento sucedido. Y el cargante semiorco también tendrá que cobrarla, ¿no? No sé. Estamos en una buena. Deberemos luchar, ¡espero que con acierto!

Son días inciertos. En unas horas nos pondremos en marcha. ¿Hacia dónde? No lo sé. Tal vez hacia donde mi instinto nos guíe. Así que confiaré en él, ahora que sé que procede de mis adentros, de mi propia alma.

domingo, 25 de enero de 2009

¡Arggggg! El enano se ha hecho invisible cuando peleábamos en el bosque durante la noche, me siento traicionado, muy traicionado. ¡Vaya una sorpresa! No me esperaba una actitud semejante... Algunos dirán que ha sido ingenioso, ¡Trog asegura que es cobarde! Por los libros de mi padre... Deberían afeitar a ese enano. Nunca pensé que diría algo semejante, pero me da casi tan mala espina como el clérigo loco y también cobarde. ¡Maldita suerte, además! Justo a las puertas de su infierno de cobardes se ha quedado quieto y ha dado la vuelta para seguir atormentándome.

¿Qué ha hecho Trog? Algo está yendo muy mal, las tierras del este están podridas desde las entrañas, y no me hace falta un enano druida, o como se diga, ni la hábil exploradora para darme cuenta. ¿Es culpa de la carga que Trog ha depositado en su leal Trémor?

Pero no hay de qué preocuparse, ¡nada de eso! Nuestro destino está próximo, no puede quedar mucho para librarnos de esta carga... Aunque la sospecha y la curiosidad marean a Trog a partes iguales. ¿Qué es lo que hay dentro del cofre negro? ¿Y por qué el guerrero humano está debilitándose?

Todo va mal, ¡todo! La exploradora está deprimida, y lo está por la muerte del hermano del guerrero humano. ¡Si hasta parece que ella esté más afectada¡ Es increíble... Ahora que lo pienso... ¿cómo estará la dulce Hilora? Bueno, cuando las aguas se calmen trataré de hablar con ella. No quiero hundirla, mi postura hacia la muerte, y sobre todo hacia la muerte de quien me es ajeno, es un poco, no sé cómo decirlo... vamos, que no me importa. No quiero entristecerla, así que esperaré un poco, a la vuelta, para ofrecerle toda mi ayuda.

Eso si volvemos, claro... Y si lo hacemos, espero que no sea ya demasiado tarde.
Están siendo unas jornadas demasiado intensas. Me siento extraña, y no he podido evitar que conforme las horas pasaban y nos acercábamos a lo que me ha parecido una espiral de confusión y mal augurio, mi rostro se ensombreciera por momentos.
Todavía resuenan en mi cabeza las crueles palabras del semiorco. Me crispó de veras su insistencia para que rezara, pero no quería. En esa habitación, con ese cúmulo de sentimientos, las palabras que hubieran llegado a Helm no habrían resultado más que incoherencias. Y luego su rudeza golpeándome.
Me encuentro perdida y eso en mí es muy grave. Madre siempre me insistía en ello. Caminos, caminos, caminos. ¡Siempre me hablaba de caminos! Y por un momento he sentido que no había camino posible para salir de ahí. Qué enrevesados destinos nos esperan...
Ha muerto y ya está. ¿Ya está? Y no sé a qué viene este sentimiento de culpa, este gris plomizo que surca mis ojos cuando pienso en Helm. No puedo estar decepcionada, le debo la vida. La vida. Pero, entonces, ¿a qué esta tristeza?

viernes, 23 de enero de 2009

Un extraño presentemiento

Me siento muy raro desde el incidente con los murcielagos gigantes. Nicolos me salvo, aunque hasta el se sorprende de que este todavia vivo, ese murcielago me quito un buen cacho del cuello. Puede que haya sobrevivido pero esta cicatriz no me la quita ni el diablo.

Además, unas extrañas pesadillas me acometen todas las noches, en ellas salgo yo abrazado por la luz radiante de Hela, pero en el horizonte veo como una oscuridad total se acerca a mi, y cada noche que pasa esa oscuridad esta más cerca de mí, y es tan profunda que oscurece hasta la luz de Hela, de hecho, en la última noche Hela ya no se me presenta en sueños, y siento como otra figura misteriosa se me aparece, aunque no logro ver sus rasgos, solo su silueta, pero me resulta extrañamente familiar, como si ya la hubiera visto antes, y como si yo le debiera algo. Espero que solo sean sueños, pero no creo que solo sea eso, ya que cuando rezo, siento que mis oraciones no llegan a ella, si a otro ser, al que veo en sueños.

De momento no le dire nada a los demás, no quiero que se preocupen por mi, intentare seguir como siempre, y espero, deseo, que esto solo sean imaginaciones mias.

lunes, 19 de enero de 2009

Siento la intranquilidad de siempre cuando paseo por estos jardines: esa angustia que emana de los que aquí habitan y no se sienten fuertes. La vegetación condenada a espacios reducidos. Me gusta tener esta paz pero no en los jardines; tengo muchas ganas de volver al bosque, pese a que en él pueda resbalar mucho más mi instinto y acabemos en problemas. Todavía recuerdo ese oso que se almorzó al pícaro. De todas formas, ese pícaro nunca me dio buena espina. Pocos pícaros se ganan mi simpatía. Pero qué digo... Poca gente se gana mi simpatía, sea o no pícara.

Al menos he cumplido parte de mi misión y mis protegidos están a salvo. Es curioso que los llame así porque jamás había usado esa palabra. No obstante, tampoco he tenido mucho contacto con ellos. La mujer y el anciano salían poco del carro, y el hombre fuerte... Bueno, a él lo hemos visto mucho más.

No tenía miedo pero sí una inquietud creciente conforme avanzábamos y dejamos atrás los bosques. La pequeña iglesia derruida de Helm no me dio buena espina. Para nada. Ya sabemos dónde deciden los sacerdotes de Helm establecer sus templos. Aunque fue satisfactorio poder rendirle homenaje una vez más. Nunca está de más agradecer volver a nacer, ¿no? La experiencia en el templo fue fantástica. Ahora estoy mucho más segura de que la luz azul de Helm alumbra mis pasos y, así, poder alumbrar también los de mis compañeros.

Acabo de limpiar mi nuevo arco. Es el primero que tengo así. Siempre dije que mi modesto arco iba más que bien, pero este es más singular. Se lo agradecí a ese semiorco, a pesar de que enerve mis adentros a menudo. Tan solo le pedí flechas, y él me trajo un arco. Me sorprendió esa ¿bondad? Es un semiorco, sí, y no me termina de encajar. Pero le debo gran parte de mi éxito con el arco.

El elfo sigue callando a menudo. Cuando lo miro me parece ver aleteos de mariposas que lo rodean, es gracioso, me atrevería a decir. Es apuesto, aunque el humano que nos defiende con su espadón lo es más. Aunque no debería hablar de estas cosas, porque siempre sé cómo acaban. Lo mío es buscar caminos. Yo sola, nada más, yo sola...

¡Oh! Pensaba que nos habíamos librado de ese gnomo cargante y rebosante de saliva, pero no. Hoy ha aparecido de pronto medio chamuscado ante mí y varios compañeros. Lo mejor es que no hablaba, y he llegado a desear que se le hubiera quemado la garganta. Pero no; ahora se repone de sus heridas y casi puedo oír sus palabras enredadas que golpean la puerta de mis aposentos. ¡Maldito gnomo! Confieso que nos mantiene entretenidos, pero mi paciencia tiende a agotarse fácilmente.

No me gusta demasiado este sitio, a pesar de la ausencia parcial de peligro. Además, el hermano del humano que nos defiende con su espadón acecha de vez en cuando y eso me incomoda. ¿Qué querrá de mí? Lo que ocurrió rezando a Helm lo intrigó, lo sé, y noto en sus frases cierta tristeza. Es alguien un tanto extraño.

Creo que me pasaré a visitar al enano clérigo. Más de una vez ha hecho mi dolor llevadero, creo que se lo merece. O caminaré de nuevo por los jardines, sabiendo que no voy a sentir esa excitación silenciosa al pensar qué me espera detrás de cada árbol, al borde de cada camino.

lunes, 12 de enero de 2009

El viaje empieza.





Ya estamos de viaje. Será largo, muy largo, y peligroso. Estoy ansioso de probar mi espadón contra todo aquel que se ponga en mi camino y en el de mi nuevo amigo, Trémor, el mulo. Parece fuerte, será un buen tirador de carros.

Es nuestra primera misión muy importante. Aunque estoy algo preocupado, es posible que nos esté arrastrando a una muerte segura... Igual yo no muero, pero igual sí, o igual mueren los compañeros de Trog... El enano es amigo, Trog es amigo del enano barbudo con el espadón. Es un espadón como el de Trog, y Trog se siente feliz y alegre cuando pelea junto al enano gordo y barbudo. Y hace cosas increíbles, a veces quita el dolor y borra las heridas de Trog.

Mi padre era un humano, y me dijo cuando era menos fuerte: Trog, pequeño semiorco, si algún día te encuentras con alguien capaz de curar heridas, y cuyas acciones sean buenas, no dudes de él. Siempre es bueno estar aliado con clérigos.

No entendí bien qué dijo mi padre... Aunque él decía que no era mi verdadero padre, pero no importa. Él me crió y me hizo fuerte. Creo que el enano barbudo es como dijo mi padre, un clérigo bueno... Creo que es bueno porque no ha hecho daño a Trog, ni lo ha tratado mal, y no ha intentado matar a gente más débil que él. No como ese loco que no puede entrar en la ciudad y que viene con nosotros... Me da mala espina, pero tengo ración de gran fuerza y espadón para él si molesta a Trog. A Trog no se le molesta, no quiere impertinencias. De ningún tipo... Trog a veces se siente molestado muy fácilmente.

Ya le he dado su merecido a ese loco cuando quería atacar a algo que pedía ayuda... Ha resultado ser un elfo. Nunca había visto ninguno de verdad. Parece muy debilucho y asustado... No podré hacer luchas de fuerza con él.

Trog quiere descansar... La misión será larga, difícil y peligrosa. Trog está ansioso de pelear, de pelear mucho, y de partir enemigos en pedazos. Aunque tiene algo de miedo por sus compañeros. No por todos.

Pobre elfo... Tiene tanto miedo que no puede ni dormir, dice que no le hace falta... ¿Acaso cree que puede engañar a Trog? Todo el mundo necesita dormir, ¡todos los semiorcos duermen! Él verá lo que hace... Solo espero que no dé problemas.

Trog se tiene que asegurar de que nadie descubra que sabe escribir... Aunque leer le cueste un poco más. Esconderé esto en mis botas... Así nadie se acercará. ¡Trog es un genio!