domingo, 8 de febrero de 2009

Las noches ahora tienen algo más. Algo más aparte del encanto atávico que las envuelve, algo más aparte del miedo que transmite la propia oscuridad, a pesar de que puedas desnudar las tinieblas con la mirada. Yo puedo, y aun así la oscuridad tiene el poder de estremecerme.

Me siento distinto, he avanzado, he progresado un poco más. Estoy creciendo, mi espadón cada vez pesa menos y los golpes que asesto son más poderosos. No tengo miedo a morir, ya no, a pesar de todo. Ignoro el porqué pero sé que tiene que ver con la magia de la noche. Creo que ha de ser algo de leyenda, algo que en mi memoria me llama a la infancia y a las historias que mi padre contaba para que pudiera conciliar el sueño.

Bendito padre, cuánto agradezco que me hiciese marchar. Viejo loco, quedarse solo y exiliado para que yo, su hijo, semiorco, pudiera tener el privilegio de sentir cómo mi propio espíritu revienta las barreras de lo que, en teoría, impone la condición racial.

Es increíble sentir esta euforia, este fuego en el interior, y besar los labios de acero de la muerte y no sentir miedo sino ser capaz y valiente de abrazar su piel de luna, sentir emoción y cómo la vida golpea con fuerza en los últimos compases del corazón.

No perder la fe en los compañeros y volver, de nuevo volver, a estar de pie codo con codo, hombro a hombro. Ya no me importa que huyan, ni que teman, ni que me hieran por protegerlos. Están ellos y estoy yo. Están estas magníficas noches, las increíbles puestas de sol.

Pero... El sol. Sí, tengo una idea aunque no sé si se permiten milagros. Jajajajajaja. ¡Qué más da! Fantástica noche la de hoy, con misión cumplida, por cierto, y qué más decir. Que somos ricos. Cayó el clérigo de Cirik... Cierto.

Más gemas a repartir.

3 comentarios:

  1. Que último párrafo más esquizofrénico...


    Mucho escondes tú.
    Puestas de sol (L)

    ResponderEliminar
  2. yo estoy de acuerdo con el semiorco, cae Cirik, más para repartir. Ademas, si no lo hubieran matado los necrofagos me parece que lo hubieramos matado nosotros.

    ResponderEliminar